EDITORIAL | Urge un marco estable para dar vida a las entidades locales menores
La situación de las juntas vecinales se mantiene desde hace años sometida a una incertidumbre y a una falta de claridad legal que sólo sirve para complicar en extremo su acción y para provocar que cada vez sean menos los ciudadanos dispuestos a asumir su responsabilidad. Lamentablemente, y como en tantos temas, los partidos políticos apuestan por las promesas de soluciones cuando se encuentran en la oposición y por una tibieza calculada cuando gobiernan, incluso intentando pasarse las llamadas ‘patatas calientes’ o metiendo el dedo en el ojo del otro para resaltar sus responsabilidades o más directamente sus inacciones.
El nuevo presidente de la Federación Leonesa de Entidades Locales Menores quiere que se establezca una financiación directa, que se reestructure el servicio de asistencia a municipios (SAM) de la Diputación y que se legisle de manera eficaz contra la despoblación.
Los conflictos que sufren las pedanías, en líneas generales, son conocidos por todos. Para los problemas legales sobre la situación de su secretario-interventor el Gobierno central ha recurrido a la fórmula más previsible: desvía el tema hacia las autonomías. La Consejería de Transportes, Ordenación del Territorio y Acción Exterior trabaja en un proyecto de regulación que aspira a ser lo más completa posible. Quizá sea la oportunidad, si todos colaboran, para establecer ese ansiado marco estable que dé nueva vida a una figura que resulta interesante pero que, como ocurre con todo en Democracia, tiene que estar sometida al imperio de la ley y al lógico control económico y de gestión.