Editorial Un diálogo real y sin trampas para que haya gobierno cuanto antes
La situación política a nivel nacional ha entrado en una cuenta atrás porque se agota el tiempo para evitar la convocatoria de elecciones generales. Desde que el 28 de abril fueron votadas las nuevas composiciones del Congreso y el Senado todos los partidos han apostado por el tradicional tacticismo buscando ventajas y réditos electorales. Lamentablemente no se ha producido un diálogo sincero, real, sin trampas... basado en la búsqueda de un acuerdo que sea eficaz para los españoles. Las consecuencias hace tiempo que son demasiado evidentes. El parón institucional se arrastra desde casi 2015. Y ahora, con unos Presupuestos prorrogados se acumulan las complicaciones en múltiples frentes, paralizando el incremento de los ingresos de muchos ciudadanos, la financiación necesaria para facilitar los servicios básicos o incluso para la puesta en marcha de gasto público que supondría mejoras en asuntos tan fundamentales como las comunicaciones. Ayer desde PP y Ciudadanos se ha lanzado una oferta a Pedro Sánchez para facilitar su investidura. Sus propuestas no son descabelladas pero quizá apuntan a un afán de lavado de imagen pensando más en la vuelta a las urnas en noviembre. Las propuestas, el diálogo y la negociación son básicas en Democracia. Pero en España parece que nos hemos olvidado de cómo debe hacerse, a pesar de que hace 40 años nos ganamos con total merecimiento el convertirnos en un ejemplo a nivel mundial sobre el éxito que se puede alcanzar si todos, pero todos, ponen sobre la mesa su cuota de generosidad.