Romper el maleficio

ROBERTO CANURIA

Tras la solvente y contundente victoria la jornada pasada en el Reino, hoy en tierras charras se presenta otra nueva oportunidad para cambiar la trayectoria de resultados fuera de casa. Y es que el conjunto culturalista todavía no conoce lo que es ganar fuera de su feudo y esta tarde ante el Unionistas es una buena forma de engancharse a la marcha de los equipos, que inician la línea ascendente de la competición, y así romper la racha más bien discreta de puntos conseguidos como visitante. El primer triunfo debe llegar ya.  

Empezar a ser regular cada partido es la asignatura pendiente en estos primeros compases de la competición de los de Aira, para ir asentando posiciones en la tabla y comenzar a presentar las credenciales de equipo cabecero de este grupo. Encadenar victorias seguidas es una de las necesidades y prioridades para llegar a ese objetivo, y cuánto antes mejor para ir mostrando esa seguridad y fortaleza que marque la solidez del equipo. Dar buena cuenta de ello fuera de casa es indispensable en estas circunstancias.  

Hoy ante el Unionistas deben empezar a aparecer esas sensaciones positivas que demuestren la realidad de la calidad y oficio de la plantilla, con diversidad en todas las líneas, y mostrando el aspecto goleador que está siendo uno de los puntos fuertes en los dos últimos partidos de casa, pero que queda refrendarlo fuera de ella. Por el contrario el encajar demasiado pronto como equipo visitante está siendo un handicap demasiado pesado para sobreponerse a esa desventaja inicial. Ya ha habido tiempo para corregir los errores y esta tarde no se deben repetir, si no sería una cuestión a reflexionar.  

Disponer de una plantilla amplia, con variedad de recursos y con características diversas permite disponer distintas opciones al cuerpo técnico, cuya labor es saber ponerlas en juego en los momentos oportunos. Lo demás queda en mano de los jugadores, cuya experiencia debe resultar vital para saber resolver y sobreponerse a las distintas necesidades del partido. Lo dicho, ¡a romper el maleficio!