EDITORIAL | Una solución inevitable para Gersul con daños para la ciudadanía
En la política suelen ser habituales las soluciones cobardes, las que en realidad no solventan los problemas, pero evitan que el protagonista se vea expuesto a las críticas o al enojo ciudadano. Ese es un mal que tiene intrínseca la Democracia, porque al final son las urnas las que renuevan la confianza y eso lleva a buscar atajos que no siempre facilitan lo mejor para la sociedad y los ciudadanos. En el caso de Gersul la huida hacia adelante parece incuestionable. Se han producido errores importantes en la gestión, más o menos voluntarios, pero quizá el más imperdonable ha sido el permanente lanzamiento de la pelota hacia adelante sin que nadie se sentase para tomar de verdad las riendas en el asunto para solventarlo.
Quizá por todo ello sea de alabar la disponibilidad mostrada ayer por los alcaldes de León, Ponferrada y San Andrés del Rabanedo para dialogar y colaborar con el presidente de la Diputación, que ha marcado entre sus prioridades el solventar la crisis permanente de Gersul. Entre otras cosas está en juego el evitar que la deuda aumente otros nueve millones si no hay un acuerdo para evitar la acumulación de más intereses. Bienvenida sea la iniciativa de Eduardo Morán y habrá que admitir que los responsables revisen al alza las tasas del consorcio, lo mínimo posible, porque lo fundamental es cambiar las tendencias aunque tengan que pagar los ciudadanos el coste del desaguisado.