Francamente
Amanecemos con barricadas en Cataluña. Eso nos cuenta un periódico regional. Otro, de Madrid, dice que Barcelona arde después de una sentada con velas delante de la Delegación del Gobierno.
También en Barcelona, Planeta se lleva a dos autores de la competencia y les otorga el premio más famoso de la narrativa en castellano. Más que del perfil literario de los dos escritores, los medios hablan del «Tsunami en el mundo editorial» y de la guerra abierta entre los dos líderes de la industria del libro en España.
‘Tsunami Democratic’, y vuelvo a los disturbios que marcan la agonía del ‘procés’ después de la sentencia del Tribunal Supremo que condena a los líderes independendistas por sedición, es el nombre del movimiento que el lunes sembró el caos en el aeropuerto del Prat. Decenas de vuelos suspendidos, pasajeros que no pueden acceder a su terminal, o quedan colgados en una sala de espera.
Amanece con lluvia en el Bierzo. El cielo plomizo. El eco que dejan las palabras de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que nos ha dicho que no esperemos una «macroactividad» que venga a sustituir a la minería del carbón, sino un «semillero» de pequeños proyectos.
El hueco que dejará el cierre de la central térmica de Compostilla, el que ya ha dejado el fin de la minería del carbón —hasta Correos ha emitido estos días un sello de homenaje en su serie de los ‘viejos oficios’— difícilmente lo llenarán la agricultura o el turismo, o las energías renovables, no nos engañemos. Nada volverá a ser lo mismo. Pero tendremos que adaptarnos.
Amanece y el cielo está de luto. Hoy (ayer cuando lean ustedes este artículo) es un día de funeral para los que trabajamos en este periódico, y para los que se dedican a este oficio viejo del periodismo en el Bierzo. Nos despedimos de Juan Carlos Franco, delegado de Diario de León en Ponferrada, que también pasó por otros medios, Onda Bierzo, Radio Bierzo, La Crónica de León, el gabinete de prensa de la Diputación, y en todos dejó la marca de su franqueza. Porque ‘Francamente’, era el título de su columna de opinión. La que escribía un hombre bueno, humilde y justo. Y los que le conocimos sabemos que en este periódico nada volverá a ser lo mismo.