Será por terrenos
Ni regalados. El problema no es a cuánto se ponga el metro cuadrado de suelo industrial, aunque algunos deben pensar que tienen un potosí al haber reconvertido los prados en terreno cazaindustrias con haberle puesto tres calles y dos farolas. El problema es encontrar empresas que quieran instalarse allí donde están los terrenos a menudo con poco más que un cartel que anuncia el sueño de progreso de una comarca. Las industrias tienen la fea costumbre de instalarse donde entienden que tienen posibilidades de viabilidad, y no donde los políticos siembran subvenciones para vestir de posible un futuro dudoso o restañar heridas de agravios pasados. Los polígonos industriales regados por la difícil orografía de las cuencas mineras son buen ejemplo de más cuentos de la lechera que sentido común, pero no son los únicos. Muchos pueblos decidieron hacer de la era una infraestructura empresarial sin más política que sentarse a esperar que llovieran los proyectos, y con ellos los empleos y los impuestos con que llenar las arcas públicas.
Quia. El despropósito de buena parte del suelo industrial es tal que, por no saber, no sabemos ni cuánto es ni dónde está. Varios han sido los propósitos de contabilizar polígonos, pero ni instituciones ni patronales han hecho el esfuerzo real de poner negro sobre blanco la realidad de la oferta provincial.
Sólo la Asociación de Propietarios y Empresarios del Polígono Industrial de León se puso manos a la obra y, a pinrel, realizó un cálculo. Tenían la loable intención de crear sinergias entre los polígonos provinciales, pero lamentablemente naufragaron todas las veces que lo intentaron.
Hace algo más de tres años la Junta rebajó a casi la mitad el precio del suelo de sus polígonos industriales. Ahora el presidente anuncia nuevos descuentos. Entre la recuperación y la ralentización apenas localizaciones como Villadangos, que suma al atractivo de la ubicación nuevas infraestructuras de comunicación, además de las subvenciones y agilidad administrativa en la que supo convertir la debacle de Vestas, parecen atraer proyectos.
En materia de suelo industrial un apunte más que penaliza a una provincia que se pregona como nudo logístico: es difícil, muy difícil, echar el pulso al eje Valladoli-Burgos, que se fortalece con grandes infraestructuras industriales de las que las comarcas del León vaciado e incomunicado está muy lejos. Esa es la realidad que ninguna rebaja puede superar.