¿Dónde queda el menisco?
Como decía mi profe de Matemáticas, cuando me soplaba Gutiérrez: «Con la ayuda del vecino mi padre mató un cochino». El claustro de la Universidad de Girona ha decidido modificar el sistema de evaluación, para que su alumnado pueda ir a las concentraciones separatistas. Se les evaluará mediante un examen final. La asistencia a clase debe de parecerles propio de estados centralistas, será porque ellos mismos no acuden al puesto de trabajo. ¿Un chichón contará como notable, un porrazo valdrá un crédito y la detención será merecedora de matrícula? Imposible degradar más un campus.
Días antes, el popular Alejandro Fernández volvió a demostrar por qué está considerado, incluso entre sus rivales, uno de los mejores oradores parlamentarios. Desde el Parlament, se dirigió a toda la juventud catalana, separatista o no: «Sed rebeldes de verdad, no le entreguéis el alma a ningún político, a mí tampoco, pero mucho menos a aquellos que os piden que arriesguéis vuestra integridad física mientras ellos van en coche oficial y ganan 150.000 euros al año (…) No hay mayor rebeldía que ser dueño de tu propio destino…más tarde echaréis de menos cada día que hayáis dejado de asistir a clase, pues en la búsqueda de trabajo no estarán Puigdemont ni Torra para ayudaros… lamentaréis haberle dedicado siquiera un minuto a políticos sin escrúpulos». Claro tal agua de Vichy.
Contra la «aberración» de los rectorados volcados en el adoctrinamiento ideológico, cuando no en la persecución política, circula «Carta abierta a los rectores de las Universidades Públicas de Cataluña. En defensa de la libertad ideológica», promovida por el Foro de Profesores y Universitaris per la Convivencia. Por cierto, en otro orden pero relacionado: también el ministro Grande-Marlaska tuvo derecho tomarse una hamburguesa el día en que ardía Cataluña. ¿Debió pedir caldo frío?
El alumnado está despilfarrando aprendizaje, y nada apunta que las manifestaciones vayan a ser esporádicas. Me asustaría ponerme en manos de un médico que no sabe dónde queda el menisco, pues cuando se lo explicaron estaba quemando contenedores, aunque en el examen final le pusiesen sobresaliente. Puigdemont y Torra no estarán ahí para explicárselo. Casi mejor, uf.