Votar en clave

Cuántos amigos y familiares se han quedado sin trabajo en los últimos años? La economía de la provincia se ha degradado hasta el punto de convertirse en una cooperativa de subsistencia. ¿Y van a votar pensando en Cataluña? ¿Cuántos empleos se han destruido en menos de 24 meses? ¿Mil? ¿Dos mil? ¿Y desde el comienzo del milenio? No hace tanto de eso; apenas veinte años. Casi era ayer cuando por aquí las cosas iban bien. ¿Cuántos trabajadores se han convertido en carne del paro cuando no en precariado? ¿Y van a ir a votar en clave de procés? ¿Hasta cuándo creen que les durará el salario que ganan? ¿Hasta cuándo podrán continuar en un lugar que pierde al año más de 5.000 paisanos? ¿De verdad? ¿De verdad que pensarán en los disturbios de Barcelona cuando ‘tiren’ su voto en la urna? ¿Las cuencas están arrasadas y me hablas de Forestalia? ¿En serio? ¿En serio alguno cree que León tiene alguna posibilidad más allá de los años treinta? Los pensionistas nos sostienen. No les dejamos morir porque cuando lo hagan todos nos convertiremos en fantasmas. ¿Alguien en sus cabales será capaz de obviarlo y vindicar la bandera de España? ¿Cuál? ¿Qué enseña protege a los desahuciados de Vestas que piden justicia? ¿Cuál, a las mujeres del carbón? ¿Qué bandera ondea sobre los ancianos que tendrán que viajar para que les atienda el médico? ¿Cuál sobre los niños que no tienen pediatra? Lo más fácil sería acudir a la frase de  Senderos de Gloria,  pero no hay épica en la agonía. Miren de cerca su ciudad cuando salgan el domingo a votar. Observen los comercios cerrados, las persianas bajadas y las ventanas rotas; es el presagio de una ciudad que en breve se convertirá en un espectro. ¿De verdad piensan que a alguien le importan sus votos más allá del sueldo de 6.000 euros que arañarán o de los votos que lograrán que sus líderes no se conviertan en víctimas de los catilina de turno? Empresas arruinadas, pueblos clausurados, habitantes carcomidos por la ruina.

¿De verdad alguien va a votar pensando en la desafección del seny? ¿Por qué un huérfano debería preocuparse por la madre que le dejó atrás?