El cambio climático llama a la puerta
Casi un millón de españoles está ahora mismo en riesgo de sufrir inundaciones en sus casas en los próximos diez años, según un estudio dado a conocer ayer por el Observatorio de la Sostenibilidad. Los autores del informe apuntan directamente al cambio climático como la causa directa de este aumento de las situaciones meteorológicas excepcionales, sobre todo en la zona del Levante español, donde cada vez son más frecuentes los cambios notables en los flujos de lluvia lo que, como ya hemos visto, deriva en inundaciones más imprevisibles, torrenciales y de efectos más adversos. Cascos urbanos, suelos industriales, terrenos agropecuarios, que se encuentran en la llamada lámina de inundación de las zonas costeras españolas, corren el riesgo de ser arrasados en la próxima década.
El informe hace hincapié en que las inundaciones son la catástrofe natural que más daños genera en España y de hecho, el Consorcio de Compensación de Seguros y el Instituto Geológico y Minero de España cuantifican en 800 millones de euros de media al año su coste.
Ya no caben más escepticismos a la hora de hablar del cambio climático. ya no es una causa probable ni un objeto de divagación, como hacía Mariano Rajoy cuando negaba que se tratara de un problema mundial porque se lo había dicho su primo el catedrático. Es un hecho constatable y una realidad que nos amenaza. La todavía ministra en funciones para la Transición Energética, Teresa Rivera, puso ayer la voz de alerta ante esta situación y se comprometió a trabajar desde ya en nuevas normativas ambientales que logren revertir esta situación ya que «la legislación vigente se encuentra ampliamente superada por la realidad». Lejos de alarmar, si aplicamos ese refrán que dice que «cuando las barbas de tu vecino veas cortar...», y miramos para Venecia, nos daremos cuenta de que la emergencia climática llama a nuestra puerta. La bella ciudad italiana atraviesa una de las peores crisis desde 1966, con el 80% de su territorio anegado por las inundaciones. Las fuertes mareas que amenazan a uno de los conjuntos patrimoniales más importantes del mundo también se atribuyen al cambio climático, aunque en esta ocasión «otras mareas» como las del turismo masivo, no ayuda a la delicada sostenibilidad de la ciudad de los canales.