Una barricada de humanismo
La Biblioteca Pública de León cumplirá el martes 175 años. Y por méritos propios, sin vender su alma al diablo. Ni siquiera arrastra los pies, se encuentra en plena forma. Lo he escrito ya otras veces: soy fan agradecido de este centro, gestionado por la Junta de Castilla y León. Ese día me pasaré a escuchar a la escritora y pianista Marta Muñiz quien, ubicada estratégicamente en la planta sótano del edificio, irá interpretando piezas clásicas y contemporáneas. La búsqueda de un libro o la lectura se verán mecidas, que no alteradas, por agradable música que subirá por la escalera. Satie, Eunadi, Perri… Manzini y su Moon River … melodías de Aladdin o de La Sirenita, pues hay usuarios de todas las edades en la viña bibliotecaria. Lo bordará, como siempre. El silencio que es la impronta de esta clase de instalaciones culturales tendrá, por una vez, sonido. Exquisito regalo, otro más, de un centro cuya actividad no se limita al préstamo ni a proporcionar espacios para el estudio, sino que también organiza actividades propias o favorece que otros la hagan. Es atmósfera y bastión. Gracias a su labor, la diferencia de posibilidades formativas que conlleva tener medios económicos o no tenerlos, desde hace años aumentados por la crisis económica, no se ha convertido además en un leer solo si tienes. Para los leoneses representa la garantía del derecho a la cultura gratuita, formativa o de entretenimiento. Incluso cuenta con un servicio en el que se puede proponer que se adquiera determinado libro. Todo un ejemplo de ejemplaridad democrática.
Y si la nieve no lo impide, el consejero de Cultura la visitará hoy. Javier Ortega es manchego y archivero, por lo que los libros eran y son su destino. Dirigía la Fundación Delibes. A ver si puede traducirme una carta que don Miguel me remitió, en contestación a otra mía y que solo pude leer a medias, por su indescifrable letra.
La Biblioteca es la banda sonora de nuestra pasión lectora, melómana y cinéfila. Hay que agradecérselo a todos quienes lo hacen posible, desde los mostradores o desde los despachos. Un logro de muchos. Es nuestra barricada de resistencia humanista ante el materialismo que aborrega. Solo cabe darle las gracias 175 veces… cada día.