EDITORIAL | Las juntas vecinales, más allá de la gestión
Las dificultades de algunas juntas vecinales para cumplir con sus obligaciones de gestión son enormes, y la solución a sus problemas no es sencilla, como ha quedado de manifiesto en los últimos meses con los vaivenes reguladores de estas entidades locales menores, que tienen en León un tercio de su total nacional. Conseguir que todas ellas cumplan con sus funciones es un compromiso que asume también la Diputación, a través del Servicio de Asistencia a Municipios. No sólo apoyando la constitución de las gestoras que deberán responsabilizarse de los trámites de 18 pueblos de la provincia que no han conseguido elegir a un pedáneo, sino respaldando la tarea de aquellos vecinos sobre los que ahora recae la responsabilidad. Como debe apoyar también a los pedáneos que no son capaces de presentar las cuentas que se les exigen administrativamente.
El problema no es sólo encontrar la fórmula para que el sistema de gestión a través de las juntas vecinales se mantenga, como heredero de una de las formas de organización más antigua y tradicional; sino evitar que, por falta de gestores, estas instituciones desaparezcan. La consecuencia si una junta vecinal se disuelve es que todo su patrimonio pasa a ser gestionado por el ayuntamiento correspondiente. Patrimonios históricos y de gran valor que son propiedad de los vecinos, y que deben mantenerse en sus manos. La implicación de las instituciones con capacidad y recursos es una responsabilidad que no pueden eludir.