Oportunidades

Como lo que no se nombra no existe, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se lanza ahora al juego del trilerismo semántico para reclamar que se deje de hablar de la España Vaciada y el concepto se cambie por la España de las oportunidades. Cambia mucho la cosa. Uno sale por la mañana, si puede, por la puerta de casa en Rabanal de Luna, donde queda tan sólo Ramiro en invierno con tres perros y el gato que dejó Anita para que le velara la casa, y no piensa en que no ha pasado la pala a quitar la nieve, ni en que la amenaza de que arrecie la tormenta le puede dejar sin luz como sucedió en buena parte de la provincia hace apenas 15 días, ni en que apenas queda un bar en toda la contorna, ni en que cada vez que un guaje quiere poner un negocio le sepultan en papeleo y pegas medioambientales, sino en la de oportunidades que se le abren para marchar a hibernar a León como muy cerca. 

Dónde vamos a parar con los beneficios de la redefinición de términos. A partir de ahora, cuando Transi se despierte en Santa María de los Oteros, donde se cuenta el vecindario con los dedos de una mano, le va a dar igual que no haya médico en Matadeón porque la administración autonómica, con el concurso inestimable de Ciudadanos, ha visto la oportunidad de impulsar un sistema sanitario con hijuelas en el que los pacientes se tienen que mover a las cabeceras de comarcas, los consultorios se abren a demanda para favorecer que no quede nadie y se evita abordar que el problema real es que no hay médicos que se desplacen a atender a los enfermos porque no ofertan plazas con garantías. 

La cosa variará con la introducción en el discurso del nuevo prisma político que entierra de un plumazo la principal problemática del territorio. Cuando Sixtín acabe de arreglar la casa en Adrados, donde la comunidad funciona como ejemplo de organización social cooperativa, no tendrá que preocuparse de que banda ancha suene a orquesta de baile vermú, en lugar de servicio básico para garantizar la igualdad de desarrollo y la implantación de negocios, ni de que la cobertura abarque otra noción más allá de la encomienda natural del gocho para llenar la cubil de aspirantes a la matanza, porque podrá aprovechar todas las horas con la red colgada para pensar en la de oportunidades que tuvo para marcharse y no lo hizo.