Jugar a casitas
En los últimos siete años y con algunas variaciones, la diputación leonesa convoca premios para estimular la restauración o rehabilitación de arquitecturas tradicionales, tan abandonadas al imperio de ninguna ley o auxilio cierto. Este año se gasta en el «estímulo» 8.000 euros, cuatro mil por modalidad (tres mil para el propietario y mil para el arquitecto o proyecto técnico), cantidades que deben mover a risa o menosprecio a quien ya tenga decidido revestir su casa de tapial y adobe con cerámica valenciana de cuarto de baño o ladrillete caravista y esmaltado, ¡con lo que reluce así su casa de lejos!, lo que se busca: distinguir lo mío del resto, romper una la hermosa homogeneidad que siempre vistió a los pueblos.
«La arquitectura tradicional se defiende de otro modo, es cosa de dinero y de educación, de voluntad política y de estilo», se me subleva un arquitecto que lleva muchos años volviendo escaldado cada vez que va a su Galicia materna donde las fechorías al patrimonio tradicional hicieron sucumbir sus señas de piedra bajo la dictadura del hormigón, ladrillote prefabricado, horterez y fealdad. Y lo feo o lo hortera es lo primero que se copia. Míralo ahí entrando por todo el Bierzo, donde Pradatope puso al menos una barricada convocando unos premios con ese fin y que, siendo esfuerzo individual y de entidad privada, deja aún más en ridículo la calderilla de la Diputación.
El patrimonio tradicional, añade el arquitecto, se defiende con leyes y medios. ¿Dónde están esas normas y ese apoyo?, ¿por qué consiente o paga esta diputación autotitulada «ayuntamiento de ayuntamientos» las aberrantes casas consistoriales sembradas en esta geografía con arquitecturas terribles y ostentosas que dan ejemplo (y licencia) a todo vecino que quiera hacer lo mismo con sus viejas casas?... ¿y le sirven esos 8.000 euritos para jugar a las casitas y comprarse una palangana con la que lavarse la mala conciencia?... ¿por qué no le hacen el proyecto a quien quiera arreglar lo tradicional?, sobran arquitectos en paro esperando esta tarea, como se propuso hace ya décadas.