Desplastificar la vida
Greta Thunberg llegó a Lisboa en catamarán y a Madrid en tren. Hubiera sido bonito verla entrar en burro a la capital de España. Pero no había tiempo para hacer el camino a lomos de Platerito, el buche que le ofreció la Asociación Fray Hernando de Talavera para hacer el trayecto desde la capital lusa a la española, como un gesto de amor al planeta y a las olvidadas acémilas.
El tiempo pisa los talones a la humanidad para que tome medidas en defensa de su hábitat y el de millones de especies y empiece a bajar su temperatura. Greta quería estar en Madrid el viernes para encabezar la multitudinaria manifestación paralela a la Cumbre del Clima.
Cuando yo era niña, mucho más pequeña que Greta Thunberg,, el plástico apenas existía en nuestras vidas. Algún caldero, las figuritas del Belén y las bolas del árbol de Navidad, que mi madre guardaba en una bolsa transparente... y poco más.
A los burros los recuerdo con los ojos tapados dando vueltas a la noria y a las mulas y machos tirando del carro y del trillo. No pasarían muchos años hasta que llegaron los tractores, las sillitas trenzadas con plástico que llevábamos a la escuela de verano de doña Raquel y los yogures de Yoplait en su envase de plástico. Todo aquello, además del taxi de Abundio, aquel Dodge Dar color crema que hacía temblar el puente de Villafer, eran el no va más del progreso. El concepto de basura no existía. Los restos orgánicos iban para el huerto o el muladar y las sobras iban para los animales.
En menos de cincuenta años el planeta está devorado por el plástico. Vemos su final en el fondo del mar y nos angustiamos por la contaminación. Pero no tenemos ni idea de todo el proceso de estos millones de toneladas de plástico antes de amarrarse a los océanos.
O sí. Porque todas y cada una de nosotras, las personas que habitamos este planeta, somos responsables de que el plástico ahogue las aguas marinas y sea el principal alimento de los peces. Al menos eso es lo que nos quieren hacer ver cuando nos piden que tomemos cartas en el asunto de salvar al planeta.