El ‘cantón’ que no tuvo Cartagena
FUERA DE JUEGO | Hasta la UPL ha entendido que las cosas deben hacerse de otro modo
Pensar que a estas alturas puede ser alterado el mapa autonómico parece, como mínimo, poco factible. Resulta tan cansino como estéril ese bucle del brindis al sol al que nos tienen acostumbrados nuestros políticos para hacer bueno aquello del eterno retorno de lo mismo. La vuelta al León solo, con leche, con tilde o sin ella... puede responder a un aire invernal mal encarado o a un intento de jugada política que la ciudadanía debería ver venir, al menos, por pura veteranía en estas andanzas.
Hasta la UPL ha entendido que las cosas deben hacerse de otro modo. Como al otro lado del Manzanal. Allí también tienen claro que la provincia independiente es ya sólo cuestión de los marranos de las pintadas, de carpetas de instituto, de memes más o menos airados o de discursos subidos de tono de personajes singulares de nuestra política.
La apertura de más melones no sería nunca tolerada por ninguno de los partidos que tienen algo que decir en el panorama político español. Sólo hay que comprobar la que se ha liado con aquello de aceptar en Madrid lo que viniese del Parlament catalán. El tsunami de acontecimientos se ha convertido en una cascada de perjuicios a los que ahora toca poner fin. Y la cosa no pinta fácil. Sobre todo si se mira al norte y se observa cómo los de siempre, el PNV, se han puesto a agitar el árbol una vez más porque ven nueces maduras gracias a lo que están removiendo desde Cataluña.
España tiene espacios de autogobierno que apenas encuentran equiparación en el mundo. Es, de hecho, un estado federal, porque sus autonomías llamadas históricas tienen más competencias que la práctica totalidad de los estados integrados en fórmulas que sí tienen el apelativo de federales. Si alguien se cree que un cambio nominativo en las leyes, en la Constitución o donde sea va a solventar una solución eficaz, es que se ha perdido la historia española de los últimos 40 años. Incluso apurando la cartera —como también se ha hecho reiteradamente en estas cuatro décadas— no habrá solución, porque se les ha acostumbrado a un derroche permanente de prebendas y a que la respuesta más pronto o más tarde siempre se les envía bien ‘calentita’. Como para mover también otros temas está el asunto...