Greta y el lobo
AL TRASLUZ | Despierta odios, pero no solo en los propietarios de industrias contaminantes, también en la gran jauría anónima, esa que va al fútbol para insultar al árbitro
Trump ha llamado «mocosa» a Greta Thunberg y la ha pedido que se relaje («chill, Greta, chill»). Al adulto con el ego más grande del planeta no le ha gustado que una cría sea nombrada «persona del año», por la revista Time. Supongo que tampoco a Sauroman, el mago a quienes los ents pararon los pies. «El mundo ha cambiado. Lo siento en el agua. Lo siento en la tierra. Lo huelo en el aire», proclamó el ancestral Bárbol. La célebre líder de la conciencia ecológica tiene solo 16 años, y si bien es cierto que su actividad es poco convencional para su edad, tampoco creo que Trump (1946) tuviera una adolescencia normalita. Más allá de que muchos consideremos que esa constante exposición mediática no debe de ser beneficiosa para una chica, que nos produzca recelo la permisividad de los padres, incluso que podamos preguntarnos si no tendrá detrás intereses que ella misma ignora, lo cierto es que su fama está sirviendo para un positivo y urgente despertar acerca de los peligros del cambio climático. En España, Global Index han hecho un análisis de los insultos lanzados en Twitter por sus detractores, con la conclusión de que los hombres son más faltosos que las mujeres. Despierta odios, pero no solo en los propietarios de industrias contaminantes, también en la gran jauría anónima, esa que va al fútbol para insultar al árbitro.
En 2014 cuando Ramiro Pinto estaba haciendo su huelga de hambre, en las puertas de Trabajo, entré en un comercio próximo y quedé horrorizado al escuchar un comentario repleto de odio hacia él. Sin embargo, cuántos de aquellos planteamientos de Pinto, por una atención más justa a los desfavorecidos, pero también todos los relacionados con la protección de la naturaleza, ya desde finales de los ochenta, han resultado certeros.
Trump ha calificado de «ridículo» el nombramiento de Times. Y lo dice alguien con el pelo tal aurora boreal flambeada. Sin duda, con este presidente estadounidense el mundo cambia a peor. Y pobres de todos si no lo hacemos para bien, antes de que hasta lo de El Planeta de los Simios nos parezca un final feliz. Escuchemos a nuestros pastores y pastoras de árboles, para coincidir o para discrepar. La activista Greta no muerde, el lobo Trump, ay, sí.