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Resulta que a Greta Thunberg le ha caído un ‘zasca’. Bueno, otro, porque la niña sueca que se ha convertido en un icono ecologista no para de recibir tanto críticas como halagos, aunque más de lo primero que de lo segundo. Al margen de lo que nos parezca Greta —quizás alguien demasiado expuesto, demasiado joven o demasiado redicho, aunque a ella parece que no le importa gran cosa— lo cierto es que esta niña, mujer, vegana y asperger acaba de ser nombrada persona del año por la revista ‘Time’ y eso supone un avance enorme para muchos colectivos y un montón de conquistas. Para desagrado de sus detractores, además ha creado, con dieciséis años, un movimiento al que se han unido jóvenes de medio mundo para recordar a quienes corresponda su obligación de cuidar del medio ambiente.

La última crítica le ha llegado por su viaje de vuelta a casa desde Madrid, donde acaba de celebrarse la Cumbre del Clima. Resulta que Thumberg no viaja en avión para reducir su huella en el planeta y prefiere hacerlo en tren. Colgó una foto suya sentada en el suelo y rodeada de maletas y se lió parda porque la compañía ferroviaria respondió que Greta viajaba en primera. Yo me pregunto si eso es tan importante para que tanta gente haya aprovechado la ocasión para hacer hincapié en todo lo que hace mal.

Resulta que hay personas que se pasan la vida señalando las incoherencias de los demás para menospreciar su contribuciones. Todos somos algo incoherentes, pero deberíamos poner el foco en lo que aportamos. Porque no, para ser una activista no hace falta ser una santa inmaculada y ‘sin mancha’ y es muy fácil criticar a los demás desde el sofá porque así se justifica no mover un dedo por el mundo.

Si utilizas bolsas de tela en el supermercado, te dicen que seguro que compras algo en tetra-brick; si reciclas, que utilizas demasiados envases; si defiendes los derechos humanos, que tus zapatillas se fabrican en el tercer mundo; si eres vegetariano, que alguna vez comiste carne; si abogas por el medio ambiente, que utilizas demasiado el coche. Y así con todo. Por qué no pensamos más en cómo podemos aportar nuestro granito de arena en cualquier aspecto de la vida y dejamos de hablar mal de quienes intentan hacerlo? Y sobre todo y lo más importante: qué estás haciendo tú para cambiar el mundo?