EDITORIAL | El caos se genera por unos ríos sin limpiar
Los problemas generados por la acumulación de agua en los ríos derivó en un auténtico sinfín de daños en buena parte de la provincia. Las intensas lluvias unidas a los deshielos que generaron llevaron hacia los acuíferos unos caudales muy elevados. Pero como alertaron desde varias zonas que se vieron inundadas literalmente el problema tiene en realidad su origen en la situación que presentan los cauces de los ríos. La legislación es muy restrictiva e impide cualquier acción en los acuíferos, con unos parámetros basados en un ecologismo extremo. Y las confederaciones hidrográficas —en la provincia tienen competencias la del Duero, la Miño-Sil y la del Norte— no disponen de presupuestos suficientes para atender adecuadamente tantos cientos de kilómetros de ríos. Pero desempeña un papel que en cierto modo responde a lo que la sabiduría popular describe como el ‘perro del hortelano’, porque ni limpia ni deja limpiar a las entidades locales. Ahora llegan los daños y las situaciones de peligro. Ciudades como León —no hay que irse a la alta montaña para ver ejemplos— muestran cauces literalmente invadidos por vegetación que obstruye y complica el tránsito del agua.