Truco y almendruco

Fuimos a dar al Oráculo de Pedrún las  Felipes Fascuas y el próximo Barrionuevo  y se nos puso solemne como solo él sabe para decirnos, más o menos: Desde que dejásteis de ser pobres, la Nochebuena se os hace comedia o saldo o rutina floja. Cuando érais pobres, esperábais esta noche porque habría una cena fuera de lo común, única en todo el año, con más gallina y asomando cosas no ordinarias sobre una mesa vestida con mantel humilde que rizaba el colmo de lo raro y que no se retiraba hasta que salían a mandar en la noche el anís, el parchís, el palé, la baraja, juegos inocentes de apuestas a perrona... y las bromas con las primas, poco inocentes unas y otras.

Y todos allí luchábais contra los párpados para alejar la hora de irse a la cama. Cuando érais pobres los cuñados no existían, las comparaciones no cabían y los rencores no pasaban de la puerta. Porque lo bueno de la pobreza es que todo lo desnuda y no hay necesidad de engañarse ni ocultar. Sin embargo, cuando empezásteis a vestiros -y más a revestiros-, el disfraz y la mentira se hicieron los reyes de la reunión. Entonces la Nochebuena dejó de ser noble y no viene limpia ni desnuda ni reída... ¿y hay truco para recuperar la inocencia perdida?... sí, olvidaros de almendros y volved al almendruco, dejaos de tele-llorones «vuelveacasa» y compartid las lágrimas que vienen sinceras de pura alegría o pura pena repasando una por una las ausencias irreparables... y que después las risas gobiernen la charla, porque cuando érais pobres teníais risas y ahora que creéis no serlo pintáis las risas de risitas y las miradas de incómodos reojos... pero solo desde la risa se llega a la sonrisa, que es la puerta pacífica al corazón, y solo en el corazón y en la alegre melancolía tiene razón de ser la Nochebuena (aunque si hay niños, no hay que buscar más razones)... si no es así, estaréis a disgusto en eso a lo que hoy jugáis, otra batalla perdida, tiempo a perder... (y hemos decidido que, en vez de pagarle, al Oráculo de Pedrún empezaremos a cobrarle y ya por ser turras turronas y un  poeto  mu redicho, por cegato y por rizao).