Editorial | El paro confirma las luces rojas de alerta en España

Cuando a primera hora de hoy arranque el debate de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados se dará un paso muy esperado hacia la consolidación de un nuevo Gobierno. El final de la incertidumbre y la posibilidad de que La Moncloa tenga un inquilino con unas mínimas garantías de estabilidad es una buena noticia en sí misma. Pero el peligro viene porque en realidad esa estabilidad no es tal si se tiene en cuenta los compañeros de viaje por los que ha apostado el líder del PSOE. Ni populistas ni independentistas son el mejor camino para conseguir que España pueda mantener el nivel de crecimiento económico y de generación de empleo que había alcanzado tras superar la terrible crisis que tanto daño dejó. Pero las alertas lanzadas desde hace tiempo por los expertos —al unirse múltiples factores desestabilizadores— no han sido escuchadas y lamentablemente todo apunta a que se hace cada vez más real el riesgo cierto de volver a apostar por los caminos equivocados que ya se pisaron hace más de una década.

El balance anual del paro en 2019 se aleja de los años anteriores. Se ralentizan las cosas. Y en los lugares con problemas de despoblación, como la provincia leonesa, los datos exhiben un nivel de frenazo en la creación de puestos de trabajo que resulta muy preocupante. El descenso en el número de parados se convierte en una trampa estadística porque en realidad lo que se está produciendo es una rebaja constante en el número de personas trabajadoras.