Un correverás
CORNADA DE LOBO | " Lo traían antes los Reyes Magos a la gente pánfila o al pobre sin remedio y se lo trajeron esta noche a este León
Con un cascabel delante y otro atrás. Un correverás. Lo traían antes los Reyes Magos a la gente pánfila o al pobre sin remedio y se lo trajeron esta noche a este León que lo pidió por los cascabeles, más que nada, cansado de plañir el percusionista con pandero autóctono sin sonajas que vale igual para baile txacianiegu que para subir al cadalso a paso ligero, y poco más. Que venga un correverás.
Este año el correverás es un corre quetecagas tras una autonomía de andar por casa solos con un verás al final qué pollo se monta para que durante un rato no se hable de otra cosa hasta que pase otra mariposa (púrpura, la amarilla es de indepe catalino)... y añadida la tranqulidad que da ver a nada menos que «doscientos intelectuales» sosteniendo y flameando el pendón de la reconquista de la identidad y del autogobierno junto al nuevo escudo de León, que al fin elimina la corona real que lo mató y aún remata (señorío regio contra el que siempre luchó el concejo de homes libres zafándose de él como del señorío del conde o del abad comendatario), corona que se cambiará por un lema orlado en campo de gules resumiendo la patria del cazurro y la indiosingracia de lugar al rotular bien alto y claro Arímate pallá (y al pie de tan heroica heráldica, un «chito, fuera», por si vienen con perrus).
El correverás de Sócrates no tiene cascabeles; él se lo pidió con una explicación seria por delante y una precaución inútil por detrás, o sea, un dilatador de esfínteres, a falta del satisfyer masculino que no se inventó dejando al varón sin paridad en aparatos contra la desconsolación o la tediosa soledad (es el regalo de más demanda que ayer dejaron los Reyes a muchas paisanas, dicen las noticias)... y cree Sócrates que ese Arímate pallá es filosofía pura en almadreñas (satisfactorias) y de ella maman desesperadamente los barandas quietos de este pueblo.
En fin, ¡arriba el Arímate pallá ! que demuestra que el sexo es como el mus y las autonomías : cuando uno tiene una buena mano, sobra el compañero .
Pues nada, paciencia... y a barajar.