EDITORIAL | Alternativa laboral para los soldados que les ayude sin generar injusticias

El conflicto de los militares cuyo compromiso con el Ejército finaliza a los 45 años precisa de una solución. Es cierto que las personas afectadas conocen las condiciones con las que acceden a su condición de soldados. Pero también hay que reconocer que su trabajo es fundamental porque las Fuerzas Armadas son un pilar fundamental e irremplazable en cualquier Estado Democrático y de Derecho, y no parece justo dejar sin un futuro a quienes han dado los años de su juventud a un servicio público.

Pero esa alternativa profesional que ahora se está fraguando, con la posibilidad de acceder a los servicios de Prisiones, tiene que hacerse con unas condiciones claras, en las que se tenga en cuenta su peculiar situación pero sin que llegue a generar agravios respecto a las miles de personas que han empleado su tiempo y su dinero para intentar superar unas oposiciones con las que convertirse en trabajadores públicos.

Esa reserva de plazas para que los soldados que abandonan el Ejército puedan recolocarse es una fórmula interesante pero que debe analizarse y concretarse intentando alcanzar la mejor solución posible. También en otros sectores públicos que de algún modo están vinculados a la Defensa y la seguridad podrían afrontarse iniciativas similares. Aunque esa premisa de evitar las injusticias y los privilegios es imprescindible que esté presente para no complicar el propio proceso con recursos de afectados.