Diario de León

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Después de tantas prisas, de forzar un pleno de investidura en fin de semana, casi coincidiendo con la cabalgata de Reyes, porque era perentoria la formación de un Gobierno, Sánchez decide que solo él jurará el cargo y los ministros esperarán a la semana que viene. Incluso en la sede de Ferraz no ocultaban su sorpresa. Parecía que el hasta ahora presidente en funciones tenía dibujado el organigrama en su cabeza, no faltando ni un detalle sobre quien iba a ser hasta el último Secretario de Estado. Incluso se había filtrado que el primer Consejo de Ministros del día 10 iba a deparar sorpresas por las primeras medidas sociales adoptadas.

Pues bien..., nada de nada. Sánchez pasará el fin de semana en Moncloa como el único miembro del Ejecutivo con mando en plaza. Las causas, según las fuentes de Presidencia, son tan banales como increíbles: que hay que encontrar acomodo a los que van a dejar la cartera ministerial, que hay que estudiar con detenimiento y lupa los currículos de los candidatos para que no se repita el caso Máximo Huertas etc.

Pero parece que hay razones políticas de mayor peso y que tienen que ver con los socios de coalición y las exigencias de las abstenciones en el vergonzoso pleno de investidura. El acuerdo con Esquerra, que obliga a la formación de una mesa de diálogo dos semanas después de la formación de Gobierno, necesita, antes de empezar a hablar, conocer la situación penal de Junqueras.

Pero es que, además, y pese a las sentidas lagrimas de Pablo Iglesias en el hemiciclo, en el PSOE no ha sentado nada bien la publicación de todos y cada uno de los nuevos ministros y cargos intermedios del «gabinete» de Podemos en Moncloa. Así es que Sánchez da un golpe en la mesa y los deja a todos en sus casas hasta la semana próxima. Demostrando que quien hace y deshace gobiernos es el presidente, no los socios. Y como un aviso a navegantes de que lo mismo que nombra puede cesar a cualquier ministro. El retraso puede ser también un síntoma de la fragilidad y dificultades que esperan al nuevo Ejecutivo. Con una mayoría tan precaria que se hace difícil adivinar cuantas de las promesas expresadas desde la tribuna de oradores van a llegar a buen término, teniendo en cuenta que tanto el PP, con VOX pisándole los talones y Ciudadanos, van a impedir cualquier cambio legislativo. Malos tiempos para la lírica.

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