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Declinar el AVE

LA LIEBRE |  La muerte por inanición de Feve, decidida por el PP, sigue camino de la morgue más de un año después de que el ministro anunciara su resurrección en el Granma de los socialistas leoneses.

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Los trenes que se pierden no se cogen más. Como mucho, subes al siguiente, te arrellanas en el sillón que te toca y esperas a ver si llegas a tiempo. Aunque ya no es el mismo tren. Ni sobre todo el tren que querías. Pero, más allá del ejercicio filosófico, si encima viajas desde León o con destino a esta tierra, puede resultar que ni siquiera tenga que nada que ver el billete con lo que te han vendido, ni con lo que prometieron hace apenas dos días los heraldos del Ministerio de Fomento, ni con la infraestructura que se vendió como el revulsivo para una zona donde la espera por el desarrollo ha reventado más postas que el Pony Express.

En ese horizonte nos encontramos ante el ejercicio de Renfe para ilustrarnos sobre las declinaciones del latin: AVE, Alvia, Avant City y, en nada, sólo Avlo, que es el homenaje que se ha dado el ministro Ábalos para abreviarse, como ya hizo su presidente en internet cuando se quitó vocales, se quedó en Pdro Schz y mira dónde nos ha llevado. La apuesta pedagógica de los maestros de Madrid nos condena a un servicio de segunda categoría que limita la conexión, con más tiempo en el trayecto, menos plazas y los pasajeros trepados por los pasillos, como cuando llegaban las fiestas de Boñar y reventaban las costuras del tren de Feve. Por cierto, que la muerte por inanición de Feve, decidida por el PP, sigue camino de la morgue más de un año después de que el ministro anunciara su resurrección en el Granma de los socialistas leoneses.

No hay logros que anotar por ahora para el tren del PSOE en León, salvo el traslado de Tino Rodríguez a Madrid con sueldo de empresa privada y proceso de selección dactilar de la pública. Por esa rendija se alimenta un lobby que emparenta el socialismo leonés con el ferrocarril como los olivares del PER con el andaluz. La nómina apunta cada mes el cobro de los estratos que han quedado en Renfe y Adif de los pasos de los diferentes Gobiernos desde que Felipe González vestía de pana, sin faltar herencias de padres a hijos como si fuera una línea dinástica.

En este escenario, resulta irónico que se le haya salido el tren de la vía a los socialistas, quienes aguardaban parapetados a que la moción de la autonomía leonesa pasara sin parar en la estación del Palacio de los Guzmanes. Pero ya pita el rápido a la espera del tempero que prepara la cátedra andante de Llorente. Apartarsus, que sus arrolla.