EDITORIAL | Medidas urgentes ante el abandono de la Corta Pastora
El cierre desordenado de la Corta Pastora, el cielo abierto que la Hullera Vasco Leonesa explotó durante décadas en Santa Lucía de Gordón, es el causante directo de la riada negra que el pasado diciembre, durante los temporales de intensas lluvias, anegó La Robla, según ha reconocido la Dirección General de Energía y Minas. Pero además es el síntoma de lo que el abandono precipitado de la minería ha provocado en esta provincia. Más de 800 hectáreas ocupa esta explotación minera que ha excavado un inmenso agujero en la montaña imposible de rellenar y del que ninguna administración se ha preocupado una vez quebró la Vasco y se dejó de extraer carbón. Ha sido el episodio extraordinario de lluvias y sus consecuencias para la localidad roblana el que ha puesto en evidencia una situación denunciable que ahora la Junta de Castilla y León debe solventar. El daño medioambiental que la corta ha infligido al entorno es innegable y, posiblemente, irreparable, pero no puede pasar ni un día más sin que se adopten las medidas necesarias para iniciar el proceso que culmine en una restauración digna del paraje, que convierta este espacio en un valor añadido para la zona. Este es el momento también de ver el compromiso que el Ministerio para la Transición Ecológica tiene con las cuencas mineras y la transición justa. Pero no hay que olvidar que, como en toda concesión minera, es la empresa o sus representantes los responsables de la restauración de la explotación. A ellos se les debe exigir también la máxima implicación.