Controlar la fiscalía
AL DÍA | "Con el nombramiento de Delgado se diría que empieza a vislumbrarse el escenario al que remiten los separatistas con una de sus principales exigencias"
«Estupor» es la palabra empleada por Cristina Dexeus, portavoz de la asociación mayoritaria de fiscales a la hora de calificar el nombramiento de Dolores Delgado para hacerse cargo de la Fiscalía General del Estado. En 24 horas la señora Delgado pasará de ser ministra de Justicia a titular de una institución esencial en el juego de contrapesos que define el Estado de Derecho. La clave que explica un nombramiento que ha levantado ya todo tipo de críticas habría que buscarla en una entrevista en la que días antes de las últimas elecciones Pedro Sánchez respondió afirmativamente a la pregunta de si la Fiscalía dependía del Gobierno. Con el citado nombramiento cualquier duda a la hora de interpretar aquella respuesta queda despejada.
La «desjudicialización» del proceso figuraba entre los acuerdos del PSOE con ERC que permitieron la abstención que le valió a Sánchez la investidura. Con el nombramiento de Delgado se diría que empieza a vislumbrarse el escenario al que remiten los separatistas con una de sus principales exigencias. Las otras conocidas: la creación de una mesa de diálogo bilateral en plano de igualdad de Gobierno y Generalitat y la celebración de una consulta para refrendar los acuerdos a los que puedan llegar forman parte del peaje pagado por Sánchez también figuran en su calendario.
Que nadie dude de que no se cortará un pelo en tomar cuantas decisiones estime necesarias para seguir adelante en un proyecto diseñado para aguantar en La Moncloa esta legislatura y la siguiente. De ahí nace la llamada Agenda 20-30 que con rango de hoja de ruta ministerial le ha sido encomendada al vicepresidente Pablo Iglesias, su hasta ayer gran enemigo político. Sánchez cree que puede encauzar el desafío separatista en Cataluña a base de hacer concesiones a los independentistas. El nombramiento para hacerse cargo de la Fiscalía General de quien ya probó cuando era ministra de Justicia cual es su manera de entender la separación de poderes —destituyó a Edmundo Bal como jefe de lo penal de la Abogacía del Estado por oponerse a firmar una resolución que rebajaba la responsabilidad de los sediciosos en el juicio del 1 de Octubre— transmite una idea muy clara sobre los planes de Sánchez para conseguir sus objetivos. Entre otros, controlar la Fiscalía.