Editorial | La despoblación precisa atención en el reparto del dinero sanitario
La reclamación sobre el reparto del dinero del Estado entre los distintos territorios es una batalla que permanece abierta desde hace muchos años. Conocido es el argumento de que no cuesta lo mismo atender la sanidad o la educación en las grandes ciudades que en territorios tan extensos y con una dispersión poblacional tan acuciada como ocurre en Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha o Castilla y León. Es el planteamiento compartido por las autonomías que reclaman una nueva financiación en la que se fije adecuadamente una cartera sanitaria de servicios dotada con el dinero que garantice una atención igual para todos los ciudadanos.
Pero la realidad es muy distinta y la llamada España vaciada es castigada con esa fórmula de reparto de los fondos estatales en los que se priorizan otros intereses y que lleva a territorios con menos peso a tener que hacer «el milagro de los panes y los peces» como explica el gerente de Atención Primaria, José Pedro Fernández Vázquez.
Las carencias de personal son evidentes y es un conflicto compartido por todos. En el horizonte no parece previsible una mejora en esa financiación y por lo tanto parece obligada la reestructuración de los servicios. Pero ahí es donde se hará imprescindible un ejercicio de realismo para evitar un perjuicio a los usuarios del mundo rural. No puede haber médicos donde no hay personas. Pero tampoco ciudadanos a los que no les alcance una atención de calidad a la que tienen todo el derecho.