Rumiantes de penas
NUBES Y CLAROS | "A este país o le falta fuerza institucional en las instancias europeas o no tiene voluntad de ejercerla, pero lo que está claro es que se deja comer la merienda un día sí y otro también
Fingir sorpresa por el reparto de los fondos del Mecanismo de Transición Justa de la Comisión Europea para las cuencas mineras no deja de ser un acto de cinismo. O, lo que es peor, el reconocimiento de una ignorancia que no puede ser tolerada. A este país o le falta fuerza institucional en las instancias europeas o no tiene voluntad de ejercerla, pero lo que está claro es que se deja comer la merienda un día sí y otro también. Y las administraciones inferiores, desde autonomías a ayuntamientos y diputaciones, asean su parte de negligencia con la pataleta inútil del que ya no tiene nada que reclamar. Patético en su conjunto.
El desmán del cierre de la minería del carbón viene de largo, y en él se han retratado gobiernos de uno y otro signo político con la igual desgana con la que han desatendido un problema que tenía que terminar, pero nunca debió de hacerlo de esta manera infame. Irrita ver cómo sin sonrojo políticos de toda escala y condición apuntan al bando de enfrente con dedo acusador mientras proclaman la defensa que han hecho de la causa del carbón. Mentira. Entre todos lo mataron, y el sector mismo se encargó de ir dándose tiros en los pies para ponérselo más fácil.
Ahora la Comisión Europea deja a España poco más de 300 millones de euros de sus multimillonarios fondos para la reconversión de las cuencas, migajas comparadas con las ayudas que recibirán otros países que prefirieron asegurar su industria y su futuro antes que abanderar cruzadas medioambientales con total desprecio por el coste que sus infundadas (y aisladas) prisas infligen a las comarcas abandonadas a su suerte. Hace apenas un mes, en la Declaración de Görlitz firmada por una parte de las regiones mineras, Castilla y León ya advertía de la necesidad de defender compensaciones extra para las comarcas que ya han abandonado la industria minera y la generación térmica. Hace meses que se advierte de la presión de los países del Este para ligar las ayudas al mantenimiento de la actividad. No se han querido oír las advertencias, y no ha interesado siquiera defender donde correspondía esta demanda. Una vez más, decimos que viene el tren y nos quedamos como las vacas mirando cuando pasa.
Y otra cosa, ya repetida en estas líneas. Estos proyectos, y los que financian los fondos nacionales, están ligados a la iniciativa emprendedora privada. León sigue mirando al sol, mientras otras regiones apuran el paso. Otro tren. Y las mismas vacas, rumiando impasibles su pena.