Diario de León

Alfonso García

No son rentables

HOJAS DE CHOPO | "Viene esto a cuento del cierre de la venta presencial de billetes de tren en varias localidades, entre ellas algunas leonesas

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El voto es un plato de lentejas. Si no es de importancia, apenas un mendrugo de pan. En este laberinto semántico, entre tantos a que nos están llevando los políticos –cuánto bochorno la intervención de algunos en la sesión de investidura, de una bajeza intelectual y moral muy preocupante—, el concepto de rentabilidad se está colando por la arista peligrosa. La rentabilidad económica, desde la perspectiva al menos del Estado, puede convertirse en una condena en toda regla. «Estamos –escribe el periodista francés Christian Salmon en La era del enfrentamiento— en una época de caos y choques que deja poco espacio para la deliberación democrática».

Viene esto a cuento del cierre de la venta presencial de billetes de tren en varias localidades, entre ellas algunas leonesas. En otras muchísimas el tren ya es solo un elemento del paisaje que pasa y nunca se detiene. La razón, o la disculpa: no son rentables. El postureo político es, una vez más, evidente, al enfrentarse sin tregua –el único debate parlamentario, sin soluciones—, los dos partidos o bloques, ambos de acuerdo en permanentes limitaciones para la ciudadanía, con desigualdades clamorosas en todos los órdenes, del que solo enumero ahora, por reciente, el desigual tratamiento autoviario entre el Corredor Mediterráneo y el Norte. Lo de los billetes se ha paralizado, de momento, gracias a Teruel Existe, se supone que formando parte del menú que le hayan ofrecido a cambio. Poco más que lentejas, seguramente. El problema, sin embargo, es saber cuándo llegará la próxima arremetida, que llegará, ahora en suspensión por puros intereses. Siguiendo el pensamiento viciado de la rentabilidad, se ampliarán las arremetidas. No quiero pensar hasta dónde, que la historia ha recorrido demasiados caminos confusos.

Lo que seguramente nunca se han preguntado muchos políticos es por su rentabilidad. «No son nada rentables –afirma un tertuliano del bar—. Además de pagarles, y bien, tenemos que aguantarlos. Sobran más de la mitad». «Para lo que hacen… —subraya otro—, jugar con la tablet, leer la prensa o algún libro, sin atender, mientras se debaten ideas. Bueno ideas, ideas… Algunos hasta se duermen». «Si entre ellos mismos se acusan de actuar, otorgar o callar por un carguito o el sueldo, ¿qué podemos esperar? ¿La mitad solamente? Nos llevan a la ruina», profetiza un tercero, justo cuando empieza a calentarse la tertulia. El asunto de la rentabilidad tiene muchas aristas. A ver cuál nos toca.

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