Editorial | Una tragedia saca a la luz el fracaso de la Comunidad en su vertebración
Lo ocurrido en Velilla de Valderaduey, donde resultó totalmente calcinada una casa, pone en evidencia un fracaso colectivo de las instituciones. A estas alturas, y aunque parezca increíble, la provincia de León sigue sin disponer de la tantas veces anunciada red de parques de bomberos. Los mandatos y los tiempos se suceden, y también los planes fracasados, mientras la dura realidad que viven los pueblos, y especialmente los más alejados de León y Ponferrada, es que no tienen cobertura de un servicio tan vital y fundamental como es el antiincendios.
Pero lo de Velilla también supone una muestra de los problemas estructurales que tiene Castilla y León, una autonomía en la que también se han sucedido las iniciativas para ‘vertebrarla’ y ‘coserla’, pero la realidad es que los bomberos de Saldaña (Palencia), situados a apenas 25 kilómetros de la localidad leonesa no llegaron a intervenir.
Las normas establecen que las actuaciones de estos servicios sólo se ponen en marcha si existe un riesgo cierto para las vidas humanas, cuando se trata de cruzar unas fronteras provinciales que evidentemente nada tienen que ver con la realidad de la sociedad.
Recientemente se conoció que se estudia la posibilidad de que el Hospital de Benavente atienda para determinados servicios a las personas del sur de la provincia. La llamada ‘España vaciada’ o ‘España sin nada’ sufre incontables carencias. Ahora, por fin, se reconoce claramente por todos. Y resulta llamativo que la propias normas de las instituciones son las que complican más si cabe su atención en asuntos de tanta relevancia como un incendio que deja a una familia en la calle.