Editorial | Inexplicable abandono de las infraestructuras

Construir una infraestructura para dar servicio a los ciudadanos es un compromiso que va mucho más allá de aprobar un proyecto, dedicar una inversión (generalmente abultada) e inaugurar con gran boato y declaración de buenas intenciones. Lo difícil comienza después: dotar de contenido a las instalaciones y dedicarles los fondos necesarios para mantenerlas en condiciones de uso aceptables. El Centro Cívico Ventas Oeste es un lamentable ejemplo en León de hasta dónde puede llegar el abandono de un edificio público, que además estaba llamado a espolear la vida colectiva en una zona de la ciudad especialmente necesitada de servicios culturales y sociales. Ni siquiera han pasado diez años desde su inauguración y el edificio, pomposo, de moderno diseño y notables dimensiones, se cae a pedazos sin que hasta el momento se haya siquiera proyectado una intervención seria y responsable. Goteras, cristales rotos y luces que no lucen (ni siquiera las de emergencia), a parte de un entorno que nunca terminó de acondicionarse, dan al edificio un aspecto patético y preocupante. Más de 3.000 metros cuadrados que alojan polideportivo, biblioteca y salas de usos múltiples invadidos por la dejadez.

De la situación de este centro cívico hay que pedir explicaciones en dos aspectos: desde luego del abandono que hace que las instalaciones se encuentren en un estado cada vez más lamentable; pero también de un proyecto y una construcción que evidencian fallos de base que nunca han sido resueltos y sobre los que nunca parecen haberse exigido responsabilidades. Reclamar si el trabajo original no se realizó adecuadamente y poner remedio a la situación actual son dos necesidades inaplazables. Urgen respuestas.