Editorial | Descontrol en los partidos que sólo lleva hacia el caos

Hace unos 20 años los partidos políticos vivían en León una etapa convulsa. La polémica construcción del Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) generó una presión máxima sobre los alcaldes y los presidentes de juntas vecinales. No fueron pocos los que anunciaron su dimisión y renuncia irrevocable a la política si se instalaba en San Román de la Vega. Pero lo cierto es que más de uno y de una han seguido en asu despacho durante largo tiempo, incluso hasta el día de hoy, con el CTR activo. Sirva el ejemplo sobre cómo funcionan a nivel local las instituciones públicas. Y también de la maquinaria de unos partidos que es capaz de digerir todo tipo de pulsos y afrentas, dándose tiempos y disculpas.

Lo de las mociones autonomistas a estas alturas de la Democracia es un sainete cargado de populismo y de muy poco más. Pone de manifiesto el postureo de unos partidos que presumen de principios, pero que exhiben sus vergüenzas con un desorden que es dañino para el conjunto de la sociedad. El PSOE quedó en evidencia ayer en Villaquilambre. En el municipio en el que reside su máximo responsable autonómico. Sus ediles desafiaron claramente los criterios de Ferraz, autonómicos y provinciales. Pero que nadie espere que vaya a  ocurrir nada. No habrá medidas reales. En riesgo están los votos del cuarto municipio de la provincia. Se enviará el asunto a reposar intentando desviar la atención al más puro estilo tancredista.

El PP aprovechó para meter el dedo en el ojo al PSOE leonés. Y horas después le estalló también su descontrol. En Boñar sus ediles apoyaron una moción autonomista, en el que ya es el quinto municipio con votos de las filas populares. 

La tentación del populismo y la presión de unos pocos está generando un problema creciente. Toca que alguien ponga cordura. Y si toca irse a casa o enviar a alguien, que esta vez sea de verdad.