Elecciones autonómicas
La convocatoria de elecciones autonómicas el 5 de abril tiene un interés político más allá del ámbito regional. En el caso gallego la principal incógnita es si el PP renovará la mayoría absoluta con la que viene gobernando Alberto Núñez Feijóo. De su boca sabemos que ha rechazado acudir a las urnas en compañía de Ciudadanos, partido que en Galicia hasta la fecha apenas ha conseguido respaldo electoral.
En el caso vasco al decir de las encuestas el PNV seguiría siendo la opción más votada sin alcanzar mayoría absoluta pero Iñigo Urkullu podría seguir como lehendakari reeditando su pacto con el Partido Socialista de Euskadi. Alianza que para el votante socialista —no para sus cuadros dirigentes, devotos de la agenda y necesidades de Pedro Sánchez— podría entrañar cierto conflicto vistas las aspiraciones soberanistas explícitas del PNV. Su presidente, Andoni Ortuzar, al explicar el apoyo del partido a la investidura de Sánchez dejó claro que apuestan por el derecho a decidir y que para ellos Euskadi tiene identidad nacional. Cuestiones que se sitúan fuera de la Constitución pero han incluido en el proyecto de reforma del Estatuto de Autonomía. Falta pues, saber, si lo que queda del socialismo vasco tradicional, el que fue pionero en España de la defensa de los valores clásicos de la izquierda y por lo tanto enfrentados a una ideología tan conservadora como la que representa el PNV apoyará en las urnas la alianza de la actual dirección del PSE con los nacionalistas sabiendo que junto al PNV quien también apoya la reforma del Estatuto de Guernica es Bildu, los herederos del mundo batasuno.
En el otro bloque de las derechas el armado de candidaturas para las elecciones vascas servirá de laboratorio para observar en qué queda el proyecto de alianza entre el PP y Cs sabido que Euskadi es un territorio en el que el PP ha perdido muchos votantes —sólo tenía un diputado— y que en la práctica Cs no existe. Al final el PP opta por mantener al exministro Alfonso Alonso como candidato dando así carpetazo a las especulaciones que habían puesto en circulación el nombre de Rosa Díez como posible cabeza de lista de la hipotética coalición. La política hace extraños compañeros de viaje, pero en este caso concreto parece que podría ser el viaje a ninguna parte.