Editorial | El Gobierno comparte el diagnóstico, ahora debe aplicar un tratamiento

La respuesta del Gobierno a las masivas manifestaciones para reclamar un futuro para León permite múltiples lecturas. Pero ahora toca ser positivos. Sería factible alegar que ha sido tibia. Aunque agarrándose a la esperanza, tan imprescindible en estos momentos, y teniendo en cuenta que ha sido por boca de una vicepresidenta del Ejecutivo, puede significar el inicio de algo. En Madrid, quien tiene en su mano la posibilidad de aplicar las imprescindibles inversiones extraordinarias comparte el diagnóstico que está en el origen de la triple protesta que sacó a 80.000 personas a las calles.

Teresa Ribera, máxima responsable de Transición Ecológica y Reto Demográfico, admite que hay que recuperar en León los equilibrios que se fueron perdiendo a lo largo de décadas. Plantea que existe un problema de falta de oportunidades la persona que ha sido designada por el Gobierno como representante en la Mesa por el Futuro de León. Pero lamentablemente ha anunciado que no acudirá a la sesión inaugural prevista para el día 3 de marzo.

Huyendo del victimismo que no lleva a ninguna parte, como está comprobado, parece razonable otorgar un margen de confianza al Ejecutivo central. En los próximos Presupuestos Generales del Estado es dónde se podrá comprobar la verdadera respuesta a las demandas de León. También la Junta está obligada a exhibir que la sensibilidad manifestada tiene una plasmación real. Con palabras no basta, toca actuaciones claras y concretas, como quedó bien definido este domingo en las calles.

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