Editorial | Economía sumergida, mal enquistado que nos perjudica claramente a todos
La posibilidad de apostar por la trampa es una tentación que en el fondo nos ronda a todos. Parece que eso de cumplir en tiempo y forma con el fisco está en cierto modo reñido con ese espíritu que tan bien refleja la tradicional picaresca española. Pero lo cierto es que ese mal tan enquistado en el sistema económico tiene unos efectos perversos y cuantificables para la caja desde la que al final se acaba financiando todo. Desde la educación a la sanidad, las pensiones o esas infraestructuras que queremos en buen estado reciben el dinero necesario con cargo a los impuestos que tanto nos cuesta pagar. La economía sumergida en la provincia de León resta al fisco unos 870 millones de euros cada año. Supone casi el 30% del movimiento económico que se registra. Una cifra inaceptable a la que la Agencia Tributaria está obligada a plantar cara y a combatir.
Lamentablemente se nos llena la boca criticando a determinadas personas por su afán a la hora de ahorrarse unos impuestos. Pero cuando se nos pregunta lo de ‘con factura o sin ella’ nos surge una tentación que está innegablemente marcada por la insolidaridad.
También es importante resaltar que muchas personas se ven obligadas a trabajar sin garantías porque esa apuesta ciudadana de lo ‘b’ o ‘el negro’ les impide que afloren sus puestos en el sistema como sería deseable y justo.