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¿Sabe distinguir lo importante de lo que no lo es? ¿Es capaz de relativizar lo que le pasa? ¿Cuántas veces al día le da demasiada importancia a algo que no la tiene? Casi todos dejamos escapar nuestro bienestar emocional en cuestión de segundos y por verdaderas tonterías. Por ejemplo, que se le cuele alguien en una cola, recibir un email fuera de tono, tener un compañero un poco caradura o que le cancelen una cita en el último momento. Y así, en un instante, perdemos la calma y nos quedamos de mal humor durante horas. ¿Se da cuenta de que estropeamos muchos días por no saber relativizar? 

Necesitamos darnos cuenta de que eso que ahora nos parece gravísimo, en realidad es una tontería de la que dentro de unos días ni nos acordaremos. Y aprender a ser nosotros quienes controlemos las situaciones, en vez de que ellas nos controlen. 

Relativizar no es otra cosa que priorizar su bienestar emocional y no dejar que se vaya volando por algo que no merece la pena. ¿Quiere saber cómo se hace? Aquí tiene cinco claves:

— Observe y respire. Observe qué es lo que siente en alguna parte de su cuerpo, si es frustración, impotencia, enfado, etc. Acéptelo, siéntalo y respire profundamente tres veces. Después espere.

—Hágase preguntas que le sirvan para darse cuenta de lo absurdo que es ponerse así por eso que le ha pasado. ¿Esto es realmente importante? ¿Me acordaré de ello dentro de un año? ¿Y de cinco? El día que me muera, ¿cuánto tiempo quiero recordar que le dediqué a este tema?

—Cambie lo que se dice cuando pasa algo. La realidad es neutra y somos nosotros quienes la interpretamos y le damos un significado. Así que, en vez de decirse ‘esto es horrible, no lo puedo soportar’, pruebe con ‘esto es una tontería sin importancia, pasado mañana ni me acordaré’.

—Deje de querer controlarlo todo. Muchas de las cosas que le pasan y de lo que hacen los demás no están bajo su control. 

—No hable de ello. Ya está, ya pasó. No le dé más vueltas en la cabeza ni lo comente con nadie. Si no tiene importancia, ¿para qué?

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