Del personalismo a la batalla personal

La historia de los partidos con aspiraciones centristas es dilatada pero también reiterativa. Desde la vieja UCD, que sí tocó el cielo, se han sucedido partidos como el PDL de Garrigues Walker, el PRD —la llamada operación Roca—, el CDS —con el retorno de Adolfo Suárez— o más modernamente con UPyD, el partido de Rosa Díez, que también generó muchas expectativas hasta que sufrió algo así como un síndrome souffle del centrismo. El último partido que ha vivido un ciclo rápido también estaba marcado por un personalismo importante, con un líder llamado a tocar el cielo —quizá como tantos otros— pero que finalmente se tuvo que ir a casa después de una hecatombe electoral (Albert Rivera). Y el pasado muestra que después llega el caos en forma de guerra fratricidas por las migajas. Castilla y León siempre se ha hecho un hueco en esas pugnas agónicas. En esta ocasión, en Ciudadanos es todo un vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, el que pugnará con Inés Arrimadas por el posible honor de ‘bajar la trapa’...