Editorial | La unidad en el campo leonés avala que las protestas están justificadas
Con las batallas entre los diferentes colectivos agrarios y con las pugnas internas que han vivido se podrían escribir miles de páginas. Quizá por ello resulta tan relevante esa imagen de unidad mostrada ayer por las cuatro principales organizaciones del campo leonés —algunas surgidas precisamente al segregarse de otras—.
Ya no se trata de crisis concretas de sectores como la leche o la remolacha. De momentos de malas cosechas por sequías, heladas o inundaciones. Algo se ha hecho muy mal durante demasiado tiempo para generar lo que se podría denominar como ‘tormenta perfecta’ que está asolando el campo. El detonante último ha sido la polémica subida del salario mínimo interprofesional (SMI) y probablemente ese revuelta de la España rural para reclamar que se escuche su voz. Pero en el fondo está la acumulación paso a paso de una serie de conflictos sin resolver que han llevado a una crisis estructural a todo el sistema de la agricultura y la ganadería en España, o quizá a todo el sector primario si se tiene en cuenta las situaciones límite en la minería o en la pesca.
Las organizaciones leonesas ya han dejado claro que es inútil el decreto aprobado este martes a toda prisa por el Gobierno para intentar parar esta creciente revuelta del campo español. Aspectos como la negociación ahora en marcha sobre la nueva PAC tendrán mucha más relevancia que esas variaciones puntuales que se promueven desde el Ejecutivo. El campo pide ayuda a la ciudadanía. Mañana le toca a León hacer un hueco en sus calles a los tractores.
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