Miedo a decepcionar
¿Alguna vez le han pedido algo y, aunque no quería hacerlo, ha dicho que sí para satisfacer las expectativas de esa persona? ¿Alguna vez ha tomado una decisión pensando en no herir a alguien en vez de pensar en lo que usted quería? ¿Alguna vez se ha callado lo que pensaba por miedo a defraudar al otro? Son ese tipo de situaciones en las que pensamos más en satisfacer las expectativas de los demás que en lo que nosotros queremos.
¿Por qué tantas veces vivimos pendientes de las expectativas de los demás? La necesidad de aprobación, que en el fondo no es otra cosa que miedo a que nos dejen de querer y a quedarnos solos, suele tener mucho que ver. Como creemos que para gustar a los demás tenemos que satisfacer sus expectativas, y además creemos que necesitamos gustar a todo el mundo, ponemos el foco en el lugar equivocado. Porque de tanto ser lo que los demás esperan de nosotros, nos olvidamos de quién somos en realidad.
Entonces, ¿cómo superar el miedo a decepcionar a alguien? Aquí tiene cinco claves:
—Deje de venderse. Si tiene que dejar de ser quién es y de hacer lo que quiere para que le acepten, está pagando un precio muy alto.
—Usted no hace feliz o infeliz a nadie. Nadie puede hacer feliz a alguien que no se hace feliz a sí mismo. Cada adulto es el único responsable de su propia felicidad.
—Tire la bola de cristal. No puede adivinar lo que los demás esperan de usted, así que deje de montarse películas que pocas veces coinciden con la realidad.
—Ponga límites. Si necesita aparentar algo que no es para que una persona le acepte, es que esa persona no le conviene. Recuerde que usted no está aquí para satisfacer las expectativas de nadie.
—Piense en primera persona. Es lógico que prefiera gustar a no hacerlo, pero se vuelve tóxico cuando sacrifica lo que quiere con tal de cumplir con las expectativas de los demás. Así que a partir de ahora cuando vaya a hacer algo, a decir algo o a tomar una decisión, párese a pensar en lo que usted desea. Empiece a satisfacer sus propias expectativas.