Diario de León

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Bernie Sanders está sorprendiendo hasta los suyos al ir ganando en la carrera interna del Partido Demócrata, para ser designado candidato a la presidencia de Estados Unidos.

La pregunta que muchos analistas hacen es la siguiente: ¿Puede ganar las presidenciales un candidato que se proclama socialista y que, aunque forma parte del Partido Demócrata, siempre ha ido por libre? Desde su partido dicen que no, que es imposible que un candidato «izquierdista» pueda llegar a la Casa Blanca. Pero tengo para mí que en los últimos años los votantes, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, están «abandonando» a los políticos tradicionales porque no encuentran en estos la respuesta a sus problemas.

¿Alguien habría imaginado que Donald Trump pudiera convertirse en presidente de Estados Unidos? Y ahí está con posibilidades sobradas de repetir.

La pregunta de porqué los votantes empiezan a preferir a políticos alternativos tiene que ver con el desgaste innegable de los partidos tradicionales que han ido perdiendo el «pulso» de lo que preocupa a los ciudadanos. Estos se sienten incomprendidos y desasistidos y buscan otras opciones con la esperanza de que alguien «nuevo» tenga recetas «nuevas» para los problemas de siempre.

Sander siempre ha estado ahí pero no dejaba de ser un político que parecía estar alejado de los intereses de la mayoría de los estadounidenses. Hasta ahora.

Las promesas electorales de Sanders van calando entre los votantes norteamericanos y quién sabe si al final lograra imponerse al resto de los candidatos de su partido, entre ellos algunos jóvenes que en principio parecían más capaces de acercarse a sus conciudadanos. Porque no hay que olvidar que el senador Sanders anda cerca de los ochenta años pero a lo que parece está despertando un cierto entusiasmo entre las capas más jóvenes de la sociedad estadounidense.

Si no comete errores o al menos no demasiados, Bernie Sanders puede hacerse con el santo y seña del Partido Demócrata y competir contra Donald Trump por la Casa Blanca. Imagínense el duelo entre los dos hombres. Sería como una película de Jhon Ford pero con resultado incierto.

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