El jorobado Torroba
Los niños le llamaban el Paseo del Corro a ese lugar, un triángulo de tierra entre la carretera y un camino vecinal, «porque sabían que por allí había unos muertos y el miedo les hacía pasar corriendo».
Lo cuenta Emilio Silva Barrera veinte años después de que un 5 de marzo de 2000, hoy se cumplen veinte años, un anciano de Priaranza del Bierzo le indicara el lugar exacto, «debajo de una nogal recrecida», de la fosa donde yacía el cuerpo de su abuelo. Y junto a él, los restos de otros doce hombres asesinados en la misma cuneta por pistoleros de la Falange durante la madrugada del 16 de octubre de 1936.
Su abuelo era Emilio Silva Faba, que regentaba el almacén de coloniales La Preferida en Villafranca del Bierzo, había sido interventor de Izquierda Republicana, y se había atrevido a polemizar en el periódico La Parroquial Berciana con Antonio de Carvajal y Álvarez de Toledo, señor del castillo de la localidad, por ridiculizar a los socialistas que defendían la igualdad usando unos versos del poeta Manuel del Palacio: ¡Igualdad!», oigo gritar al jorobado Torroba. Y se me ocurre pensar: ¿quiere verse sin joroba, o nos quiere jorobar? , decían.
A Emilio Silva Faba y a otros 13 hombres encerrados en Villafranca los había subido a un camión de Gaseosas Olarte. Por el camino, los falangistas se detuvieron en una casa y levantaron de la cama a otro desdichado. Y de madrugada, más de cerca de Priaranza que de Villalibre, los mataron a todos menos a Leopoldo Moreira, que logró huir a la carrera, en medio de la oscuridad, y sobrevivió diez meses en el monte antes de que lo abatieran también. A la noche siguiente, la familia del hombre al que habían sacado de la cama en calzoncillos, todavía sin identificar, le pagó 50 pesetas a tres chavales de Priaranza para que desenterraran el cuerpo.
Quedaron 13 cadáveres y un hueco en la fosa, hasta que un 5 de marzo de 2000, el nieto de uno de ellos dio por fin con el lugar donde yacían, debajo de una nogal. El resto es historia. En octubre exhumaban los restos y a partir de ahí nacía la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Esa que tanto joroba a los reaccionarios, que lo dejarían todo como está, porque le ha devuelto la dignidad a los muertos.