Diario de León

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La aplicación de las medidas del estado de alarma en el país ha coincidido en las últimas horas con la evidencia de un crecimiento exponencial de los contagios por coronavirus, anunciando que lo más duro de esta crisis sanitaria está aún por llegar. La movilización política y de las fuerzas de seguridad y el aumento del estrés sanitario se suma a la paralización de la vida social y económica de todo el país. Han sido unos días, pocos pero de vértigo, que han transformado la realidad de los españoles y les han colocado de bruces contra una realidad que ya muy pocos optan por ignorar. Para ellos están las medidas de seguridad y las multas. Para la inmensa mayoría, la disciplina social y la responsabilidad. Quedarse en casa y vencer al pánico, esforzarse por conocer los protocolos de actuación en caso de sentirse mal y protegerse y proteger a los demás guardando el aislamiento.

No es momento de críticas sino de apoyo unánime y confianza en las instituciones y en el sistema. Hasta hace apenas dos días la vida transcurría con relativa normalidad, incluso con los niños y adolescentes en las aulas, los negocios abiertos, los transportes funcionando con sus apreturas,... Todo eso forma parte del pasado y tardará en volver, aún no se sabe cuánto. De momento las fuerzas del orden recorren las calles y el ejército (la UME) los principales focos de contagio, para intentar frenar el avance del virus.

El llamamiento del vicepresidente de la Junta pidiendo a los particulares material sanitario para los centros de Castilla y León y la preparación de instalaciones de campaña para una primera valoración de los enfermos son síntomas claros de que la emergencia está creciendo en todos los ámbitos. También en el que hasta ahora han depositado más confianza los ciudadanos, el sanitario.

Queda por delante mucha tarea por hacer, en todos los sentidos. Desde luego en el económico. La paralización de la mayor parte de la actividad no admite ni un retraso más ni una muestra de división en el Gobierno, la aprobación de un plan económico de recuperación y apoyo social es una obligación de Estado. Como lo es el apoyo que los presidentes autonómicos le han dado al Gobierno, más allá de la habitual salida de tono de los desmanes catalán y vasco.

Todo esto ha pasado durante el fin de semana, lo que implica que será a partir de hoy cuando el confinamiento comience a mostrar su cara más difícil. Hoy es lunes, pero no habrá vuelta a la normalidad. Todavía no.

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