Nunca más puede haber ‘piolines’
Guardias civiles y policías leoneses han tenido que desplazarse en los últimos años a Cataluña para garantizar la seguridad y el orden público. Lamentablemente no fueron bien recibidos por los intolerantes, y para intentar acallar las cosas acabaron sufriendo unas condiciones de vida bastante lamentables. El hacinamiento en barcos como el famoso Piolín puso de manifiesto un maltrato tanto en lo personal como en lo profesional que no admite justificación. Todo esto es producto de una forma cuestionable de actuación política que no debería repetirse. En Cataluña y en el País Vasco la presencia del Ejército se ha reducido a la más mínima expresión como consecuencia de ese afán desmedido de los sucesivos gobiernos de contentar a los nacionalistas, esos que a pesar de todo siempre siguen exhibiendo una voracidad inagotable. Ahora el coronavirus provoca que las Fuerzas Armadas se desplieguen en esas comunidades para realizar labores de desinfección en infraestructuras básicas como el aeropuerto del Prat. Son los que están mejor preparados para este tipo de acciones fundamentales. Pero, mientras, los mismos hacen lo de siempre. Lo del president catalán durante estos días ha sido lamentable. Y lo del lehendakari roza el delito al rechazar —hasta este viernes— incluso que las fuerzas armadas instalen hospitales de campaña. Sí. Las cosas deberían ser distintas en el futuro. Parece claro que no se pueden admitir más piolines...