Piedrecitas

¿Suele callarse lo que le molesta de los demás, hasta que un día explota y lo suelta todo de golpe? Pues sepa que es una manera estupenda de crear un conflicto donde no lo hay. Porque cada vez que no dice algo es como si se dejara una piedrecita en el zapato y siguiera caminando. Y después otra, y otra, y otra. Hasta que un día el zapato le hace tanto daño que termina diciendo las cosas sin pensar y de malas maneras. Por ejemplo, un día le molesta algo de un compañero de trabajo, pero no dice nada. Así que él, como no sabe que a usted le molesta esa conducta, la sigue repitiendo. Hasta que un día usted se harta y le dice todo lo que se había estado guardando. Como un vaso que se va llenando gota a gota, hasta que se desborda, con toda la carga emocional acumulada. En ese momento ya no es usted quien elige qué decir, sino todas las emociones mal gestionadas que lleva dentro. El otro no entiende qué está pasando y usted se siente mal por haber reaccionado así. ¿Ve cómo nos montamos conflictos donde no serían necesarios?

Si ser asertivo es decir las cosas de una forma clara y respetuosa, en el momento adecuado, de la forma adecuada y a la persona oportuna, el que no ha aprendido a ser asertivo puede ser pasivo o agresivo. Pues bien, las personas que se callan las cosas y al final explotan van de un extremo a otro. Empiezan siendo pasivas, pero llega un punto en el que revientan y terminan siendo agresivas. Y todo por no ser asertivas a tiempo. Que le quede claro: la manera más ecológica de decir las cosas es una por una. Esa es la forma de que no vengan con la carga emocional de lo que no había dicho y de que después no se arrepienta. ¿Y cómo se dicen las cosas? Pues si necesita calmarse, mejor en frío que en caliente, y así le da tiempo a reflexionar sobre lo que quiere decir. Por ejemplo, “no me siento bien cuando bromeas con eso, te pido que no lo vuelvas a hacer”. Con tranquilidad, sin generalizar y hablando de lo que ha pasado en ese momento. Ya sabe, sin sacar piedrecitas de atrás.