Como en la guerra
Oímos a menudo justificar según qué medidas con una vieja frase que aterra, aunque nos la bordan con lírica heroica y hebras de oro viejo de patria madre: « ¡Estamos en guerra! ». Sin embargo, aquí suena infinito a hueco porque nuestros políticos dan pena cuando quieren imitar a Churchill aconsejados por sus gabinetes que, a la postre, son los que cocinan esas declaraciones y posturas con las que el jefe nos lo aclara todo oscureciéndolo. ¡Estamos en guerra! ...
Y va Groucho con ¡más... carillas, es la guerra! ... en el quirófano se discrimina ya con criterios de guerra: los más pochos, al tacho, y cama libre, ¡ar!... como en la guerra, los militares patrullan vías y plazas apuntando al amigo porque el enemigo no se deja ver, mientras el toque de queda confiere a las calles las sombras y silencios que se instalan tras un crimen nefando. ¿Para qué salir a la calle si solo dan ganas de huir de ella porque a la vuelta de cada esquina parece escondido un ogro?...
¡Estamos en guerra! ... La cuestión es saber con quién estarlo más, si con el virus (que acaba pasando) o con el sindiós (que se queda) venido tras el bicho a una sociedad pillada en bragas, con maleantes diseñando pillaje o pelotazo, con políticos que lanzan al combate viejos demonios y anatemas de fuego purificador y linchamiento... y con la secreta celebración de alguien que, según le vaya en la feria, se aterra hasta el llanto o engorda hasta el delirio con la palabra guerra, el dinero . Lo decía Antonio Vázquez Piva : «las guerras tienen de bueno que reactivan las economías» (vaya si lo supo él) y se quedó tan ancho porque así piensan no pocos.
Esa es la guerra que ya no intenta repintar la autoridad toreando lo que se viene encima, sin contar que, como toda guerra, también esta la pagarán los pobres y los débiles, aunque peor que la guerra será la postguerra con mucho mayor número de bajas por desempleo vírico, desahucios virales, bolsas virulentas, mercados virosos, moral con viruelas... y la ética viril con la que fascismos redivivos intentarán otra vez joder el futuro unos añitos... rutinas.