Diario de León

Editorial | Garantías para la sanidad

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Lo de ‘los españoles merecen un Gobierno que no les mienta’ forma parte ya de la historia política de España. Fue la fórmula empleada por Alfredo Pérez Rubalcaba contra el Ejecutivo de José María Aznar que tan desastrosamente gestionó la crisis de los atentados del 14-M en 2004. Pero abrió de algún modo una espita que se volvió contra su partido cuando José Luis Rodríguez Zapatero se empecinó en negar la crisis económica. A Mariano Rajoy también le tocó escucharla cuando afrontaba la corrupción de su partido, y con sus recortes. Y como si fuera una especie de maldición bíblica que ataca a los inquilinos de La Moncloa, el actual residente Pedro Sánchez se ha convertido en un auténtico prestidigitador de las medias verdades o al menos de las afirmaciones a plazos.

La actual crisis del coronavirus ha enviado a las hemerotecas el conflicto generado por la visita a Barajas de una representante de la dictadura venezolana a la que Europa tiene vetada. Resultarían ya incontables las veces que el Gobierno rectificó su versión. Como ahora también se acumulan los anuncios de que el material sanitario necesario está en camino. Recuerda viejas películas del Oeste en las que resistían hasta el último aliento aguardando una ayuda que cada día parecía más imposible.

Al menos Sánchez ha renunciado a sus largos discursos al más puro estilo castrista. Pero el rotundo fracaso en la adquisición de materiales defectuosos le pone doblemente en evidencia. La incapacidad de Sanidad, que mostró su bisoñez al gestionar competencias como la gestión de compras que tienen las autonomías desde hace años. Y ese primer dato de test fallidos que ayer mismo se amplió a 50.000. Las instituciones y los políticos no pueden mentir a los ciudadanos. Los medios tenemos la obligación de denunciarlo aunque suframos presiones de todo tipo. La Democracia comete un error al permitir las mentiras y tantas dosis de control en los datos facilitados.

En este asunto está en juego la salud de la ciudadanía. Pero también la de los profesionales de la Sanidad que carecen de los medios apropiados para plantar cara a esta crisis.

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