Editorial | Una educación con las mismas oportunidades
La cuarentena educativa ha infligido una profunda herida en la educación universal y de calidad que debe estar garantizada en cualquier sociedad. La brecha digital se hace ahora más evidente si cabe porque afecta a un derecho intocable y a una población vulnerable que no está enfrentándose a estas circunstancias en las mismas condiciones que el resto de su generación. Hablamos de estudiantes desconectados de un sistema que les está dejando atrás porque en su hogar no tienen acceso a internet o carecen de un dispositivo que les permita seguir el ritmo de sus compañeros. Hablamos de una desigualdad cuyo origen puede ser orográfico o económico y que en esta pandemia se evidencia como una afrenta que no se puede ignorar. Combatir la emergencia sanitaria y la crisis económica es la prioridad de las administraciones. Es comprensible. Pero no se debe obviar el daño colateral pese a los esfuerzos que los docentes están realizando para que ninguno de sus alumnos pierda el tren de este curso académico. Esta situación afecta, según la Federación de Asociación de Padres y Madres, a una de cada cuatro familias y es responsabilidad de las autoridades educativas zanjar esta discriminación con medidas excepcionales para afrontar una situación excepcional.
La educación es la garantía de futuro de una sociedad y los jóvenes son el patrimonio más valioso que tiene esta provincia. No podemos permitir que nadie afronte esta carrera en desventaja.