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Editorial | La urgencia de una renta mínima no puede obviar un proyecto de futuro

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La emergencia que la crisis sanitaria está desatando en la situación económica de las familias parece el caldo de cultivo ideal para avanzar más rápido de lo previsto en algunas de las propuestas que el pacto con Podemos introdujo en el programa de gobierno del PSOE. El Ingreso Mínimo Vital es uno de estos asuntos. Desde luego la extensión de una renta básica para las personas más vulnerables no es un invento de la formación del vicepresidente Iglesias, de hecho el actual ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ya estudió a fondo las propuestas y su viabilidad en su anterior cargo como presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef).

Esta ayuda no sólo es una realidad desde hace años en las autonomías, que son las que tienen las competencias sociales; sino una necesidad que debe ser unificada y complementada a nivel nacional, y eso está en el debate político hace tiempo. Una necesidad frenada hasta ahora en buena medida por el interminable bloqueo político que ha sufrido el país, pero también por las exigencias de austeridad del gasto público.

La urgencia no justifica un rédito cortoplacista, la medida exige reflexión y consenso, porque atañe a la vida de millones de personas

El Ingreso Mínimo Vital ‘puente’ que previsiblemente abordará mañana el Consejo de Ministros nace limitado a los casos de urgencia social que no puedan ampararse en el resto de las medidas que el escudo de protección económica y social oficial del Gobierno está poniendo en marcha. Y espera la articulación de una propuesta definitiva en el plazo de tres meses, según han anunciado.

La urgencia y entrada en vigor acelerada de este proyecto debe ir mucho más allá de la búsqueda de un rédito electoral populista y cortoplacista. Se trata de una medida que debe ser estratégica en el esquema de protección social, por lo que exige profunda reflexión, además de debate y sobre todo consenso social y político. Precisamente ahí comienza la torpeza de esta renta ‘puente’, aprovechada también por las patronales para lastrar cualquier avance que pueda anotarse en el haber de Podemos. La Ceoe planta al Gobierno en una medida que merece una altura de miras que, lamentablemente, no todos parecen estar dispuestos a ofrecer.

No está en juego un pulso político o ideológico más. Se diseña una solución a una bolsa de pobreza estructural injustificable en la sociedad actual. Debe tratarse en todo caso de una medida temporal, porque el esfuerzo del Gobierno debe centrarse en la creación de puestos de trabajo.