Editorial | El apoyo ciudadano al Ejército exhibe el sectarismo del podemita Iglesias
Parece poco sorprendente que la institución que obtiene la mejor valoración por la gestión de la actual pandemia sean las Fuerzas Armadas. En las crisis es cuando se conocen a las personas y a las instituciones, y tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional tuvieron recientemente la oportunidad de sacar a la luz su profesionalidad con la complicada crisis que generaron los independentistas catalanes. Pero el Ejército ha mantenido un discreto papel en la sociedad española mientras recibía todo tipo de reconocimientos más allá de nuestras fronteras, por su complejo pero impecable papel en distintas misiones humanitarias por todo el Planeta.
Ahora les ha tocado salir a las calles. Intervenir directamente en las labores de desinfección o en acciones modélicas como la construcción en tiempo récord de hospitales. La encuesta que publica hoy el Diario de León refleja ese respaldo ciudadano hacia unas Fuerzas Armadas que, a pesar de las limitaciones presupuestarias, prueban que están capacitadas para servir a la sociedad. Pero todo esto coincide en el tiempo con un episodio lamentable que protagoniza todo un vicepresidente del Gobierno, el podemita Pablo Iglesias, al que molesta que el Jefe del Estado, el rey, vista uniforme militar. Parece que sigue de espaldas a esa sociedad a la que siempre dice representar. Quizá debería pisar un poco más la calle y alejarse de su ‘casta’.