Editorial | En defensa de la libertad de información

Existe un error demasiado extendido que confunde la libertad de expresión con la de información. Las opiniones son libres, con unos mínimos límites en el respeto. Pero la información siempre incluye, como bien se sabe en las redacciones de los medios de comunicación, unas imprescindibles bases de veracidad que si se da el caso hay que probarlas ante los tribunales. Pero esa información contrastada no puede ser ni bloqueada, ni censurada, ni manipulada. La verdad tiene que ser conocida por la ciudadanía, es un pilar de la Democracia. A la auténtica barbaridad del CIS, promoviendo que sólo se pueda dar a conocer lo que quiere el Estado, se une el conflicto del máximo responsable de la Guardia Civil, al que ayer de nuevo le hicieron seguir un guión que le puso en evidencia. Detrás están los ‘fontaneros’ de La Moncloa que parecen más preocupados en mejorar la imagen del Gobierno que en solucionar esta crisis. La profesionalidad, la honradez y el respeto a las libertades por parte de los Cuerpos y Seguridad del Estado está probada. La duda es si se puede decir lo mismo de los políticos que los dirigen.